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Cómo hacerse rico con lo que quiera que estes haciendo

Como hacerse rico

El incremento de personas que hacen cursos, info-productos, talleres y remedios «milagrosos» es proporcional, aunque no sé en qué medida, a la frustración del personal. Y ahora hay muchísimos cursos. De hecho, basan su marketing en esto: recordarnos que estamos frustrados para así poder ayudarnos. Vamos, que si no tienes pelo, ellos tienen el crecepelo. Mejor aún, te enseñarán cómo hacer tu propio crecepelo, siguiendo la línea de enseñar a pescar en lugar de dar un pez. Entonces, si esto es así, ¿por qué no somos todos ricos ya? Bienvenido al texto que es mejor que no leas si quieres ganar mucho dinero.

Pues, en línea con el artículo, lo primero es que no voy a darte la solución aquí. Antes, te haré algunas preguntas. ¿Tú quieres ser rico? ¿Quieres tener dinero? ¿Y quieres que venga de tu trabajo? Los creadores de cursos tienen la respuesta; yo, las dudas. Por eso, si hay que elegir bando, elige al que tiene la solución, o eso dicen. Por mi parte, soy bueno haciendo preguntas, así que aquí va la primera: ¿Qué les hace pensar que su solución funcionará contigo?

Lamentablemente, como humanos tenemos limitaciones externas e internas. Sobre las externas, ya nos quejamos bastante: crisis, malos jefes, clientes difíciles… Yo me centraría en las internas. Nos boicoteamos nuestra propia felicidad porque es más fácil. Para ir al grano: ser mejor persona no es fácil. Además de esforzarse, a veces también implica renunciar a algo que queremos. Y porque soy tan «guay», lo suelto así, porque lo he hecho. Lo conozco bien, a posteriori, pero bien. Y hago esta puntualización porque aquí está la clave: los cursos de prosperidad sólo funcionan con aquellos que ya saben lo que van a enseñarles.

Hay que ser muy osado, por decirlo positivamente, para decirle a alguien que el éxito que uno ha conseguido personalmente puede enseñárselo en dos tardes, y que también funcionará para ti y para miles como tú. La promesa es fantástica, eso sí. La idea de fondo es que, si estás harto/a de X, yo he demostrado Y y, por tanto, Z. Si yo lo hice, tú también puedes. Y si aún no lo tienes, es porque eres un perdedor. ¡Ah! También recalcan que esto es con mucho esfuerzo, como ellos hicieron. Pero nadie con un mínimo de prudencia puede ponerse en los zapatos de otra persona sin conocerla y sin su permiso. A no ser que transiten por territorios comunes —por ejemplo, el síndrome del impostor y esas cosas—, una promesa así es muy… aventurera. Es decir, las generalidades en las que todos nos sentimos inseguros debido a nuestra trayectoria social pueden aplicarse a ese planteamiento. Lo más probable es que el curso no funcione porque no te conoce, no sabe cuáles son tus barreras, emociones y fracasos, lo decidido que estás por conseguirlo, o si tienes las características adecuadas y es tu momento. Todo esto te lo deja a ti. Y si ya estás ahí, posiblemente no necesites el curso. Se venden expectativas, pero la «transformación Disney» proyectada no llega en muchos casos, porque el límite está en otro lugar. ¿Quieres vivir de tus rentas? Joder, claro. ¿Quieres que tus clientes te paguen más por ser tú? También. Pues es simple: las fuentes de prosperidad son las de siempre; alguna propiedad que puedas rentar, clientes que no tengan problema en hacerte más rico a ti que a ellos mismos por tus servicios, o descapitalizarte vendiendo tus propiedades. Esto último es mala idea. Y ya.

Volvamos a la idea inicial: ¿Qué significa eso de ser rico? Pues depende de cada uno, pero lo que sí puedo sugerir es lo que no significa. No es un objetivo ni un destino. No es algo que está en el futuro, es algo que ocurre en el presente más rabioso. Si ya estás ingresando más de lo necesario para sobrevivir, entonces necesitas responder a la pregunta: ¿Quién te lo va a pagar? Familia, amigos, clientes, o los alquileres/licencias.

Bien, pues hemos llegado al final del artículo. Si he hecho bien el copy y has llegado hasta aquí, deberías tener ganas de comprarme lo que sea. Siento decepcionarte: de todo lo que tengo para vender, su objetivo es hacerme rico a mí, y espero que a ti también, pero no lo sé ni puedo saberlo sin conocerte. Así que, si alguna vez vendo algo que te interese, recuérdame este artículo para aprovechar la súper rebaja que tenga ese día.

Y recuerda: si yo pude, tú también. Sea lo que sea que eso signifique en la práctica.

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Packaging de Troya

Prada Shoes in a blister and tape

¿En qué momento empezamos a darle más importancia al envase que al contenido? Es decir, ¿cuándo nos supero el packaging?

Ni idea. Si me pongo a pensar, creo que fue más o menos en la antigua Grecia, con su famoso caballo de Troya. Sí, sé que está muy manido. Seguro que hay ejemplos anteriores que desconozco. Si me voy un poquito antes, en Egipto, ya tenían envases chulos. Sin embargo, los reservaban para las cosas preferidas de los faraones, dioses en la tierra. ¡Cuidado! Un buen contenido.

El caso es que en Troya se dejaron seducir por el envase. La cosa no salió bien. Es un flagrante ejemplo de la manipulación que puede conseguirse con un envase. Ojo, no influencia. Pero me estoy desviando. Puede que esto fuera el comienzo del planteamiento de los envasadores, pero desde hace unos años, digamos 20 por poner un número, todo se envasa.

Es inquietante que nos envasen la piña o la zanahoria, que ya tienen su propia protección orgánica y funcional. Lo quitamos para darle otro más «pon aquí lo que quieras» y nos quedamos tan pichis. Así que el primer aprendizaje es que tal y como lo hace la naturaleza no nos va bien. Es incómodo, antiestético y, lo que es peor, no ofrece confianza. Un tomate arrugado o un calabacín curvo presagian algo malo.

Y no es lo único. Políticos que influyen a través de la mentira, sabiendo que su imagen lo soportará. Influencers adictos. Audiencias exhaustas de información buscando culpables. Cuanto más simple más nos lo tragamos.

Cómo hemos llegado a estas conclusiones se lo dejo al branding y sus medios de difusión. No quiero distraerme del hilo principal. El defecto, lejos de dignificar, es la señal definitiva de que algo en el interior está mal. Dicho de otra forma: lo que nos hace únicos nos penaliza. Pensamos que cualquier signo anuncia enfermedad. Como fotógrafo publicitario, para mí sería sencillo traer aquí cosas sobre estética, la imagen vale más que mil palabras, etc., pero sigo.

El caso es que, para defendernos del peligro y crear confianza, nada mejor que un buen envase. Tanto es así que nos pasa con todo: packaging o envasamiento, si es que esta palabra existe. Lo vemos en la comida, higiene, agua, etc. Podríamos dejarlo ahí, pero estamos entrando en la obsesión por nuestro propio envase: el cuerpo.

La cosa comenzó con unos adornos hace mucho tiempo, muestra de pertenencia y después de exclusividad. Y después de años de evolución, hemos llegado a lo que, en mi opinión, ha aparecido en estos últimos tiempos, los cuerpos virtuales. La cirugía prometió cuerpos bonitos y ahora promete hacer que nuestro cuerpo real sea como el virtual para evitar decepciones. Se está estableciendo, gracias a nuestra imagen digital cargada de filtros y fantasías, que el mundo real es poco interesante. Sería mejor relacionarnos a través de entes digitales más estilizados y cercanos a la imagen que nos gustaría tener, en vez de la que realmente tenemos. La pesadilla de los gimnasios. Hasta que eso sea cotidiano modificaremos culos, cinturas o pieles al modo Valencia, por citar un clásico.

El caso es que ahora cada uno de nosotros puede ser un troyano. El caballo, animal sagrado, es nuestro cuerpo, que se resistía a la manipulación. Ofrecemos una imagen oportuna que esconde quién realmente somos. Millones de caballos de Troya con una exposición excesiva, dispuestos a invadir cualquier espacio. Abrumador.

Pero hay buenas noticias: esto puede cambiar. Si hay algo cierto en la vida es el cambio. Y si la evolución se basa en la conservación del individuo, después de la especie y ahora del gen, el futuro no puede ser la conservación del avatar, más armonioso, inmortal e higiénico sino de la única protesta que merece la pena: la autenticidad.

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Pasión por el perfume de autor

Monegal es una marca española de perfume de autor para el sector del lujo. Estamos incorporando el story telling y la conceptualización lo que hace que su comunicación haya dado un giro de 180º. En este momento sus comuniación visual de marca tiene un cocepto elaborado detrás de cada pieza para mostrar la esencia de sus clientes. Nunca mejor dicho hablando de perfumes.

Esta campaña se diseño para potenciar la presencia de uno de sus productos estrella, Flamenco y Flamenco Essence. Había que hablar por igual a hombres y mujeres, ya que no son perfumes dedicados. También incorporar que es una creación española, con fuertes raices pero evolucionada. El concepto que seleccionamos es «contenedor de pasión». Esta emocional pieza habla de la esencia de la pasión que tan bien conocida es en el mundo flamenco, maestros en este arte. Pero también de la enorme capacidad de mezcla y fusión con lo más actual.

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William Klein. Arte y presente

Cuando hablamos del trabajo de un fotógrafo como William Klein, o un artista si se quiere, suelo encontrar siempre el mismo formato. Un estudio sobre ellos, bien informado o no, a veces sesudo. Suelen incluir fechas y datos. Contexto. Estos artículos son muy necesarios si están bien hechos. Esto es algo que no quiero ni pretendo. Por eso, esto es claramente un artículo de opinión. Trato de mostrar en qué es para mi relevante la obra de artistas que me influyen, no siempre fotógrafos, y que me inspiran. Creo firmemente en el poder transformador de la fotografía, también la comercial, y este me parece un ejemplo fantástico. Los fotógrafos inspiramos con nuestra obra y eso cambia la realidad a nuestro alcance. Intento aumentar este alcance.

William Klein es uno de mis fotógrafos de cabecera. Viendo mis imágenes no lo parecería, pues si bien nunca intento copiar, si debería vislumbrarse algo de el en mi trabajo. Pero no es así. La aportación que William Klein ha hecho a la fotografía no es sólo una innovadora forma de ver el mundo, sino saber encontrar la forma de mostrarla. No me refiero a algo personal, que todos los grandes tienen, me refiero a realmente una percepción de la realidad particular y de como ingeniárselas para transmitirlo con un claro compromiso con el mensaje. En un momento de recesión supo encontrar un proposito a sus inquietudes e ir en contra de lo que se podía esperar de un documentalista, y le salió bien.

En la situación actual, donde con frecuencia hablamos de la nueva normalidad, reinventarnos o un nuevo comienzo puede que William Klein nos pudiera dar algunas pistas. Su familia vivió la gran recesión lo que les obligo a vivir en un barrio obrero blanco junto a un gueto negro. A pesar de la proximidad geográfica la vida era muy distinta en cada uno de ellos y la segregación racial aún era normal. Esta diferencia dio a William un propósito, retratar una realidad cruel. Encontró un lenguaje fotográfico con el que mostrar la identidad con imágenes movidas y la idea de la perspectiva umbilical. Fue capaz de capturar el riesgo de la calle, la desesperanza y la crudeza de una sociedad con individuos rotos.

Tras la guerra decidió recomenzar en Paris. Aquí descubrió el polo opuesto, la belleza y el glamour. Gracias a su desarrollo técnico y artístico influenciado por el cubismo,  desarrolla otro lenguaje muy técnico donde incorpora nuevos elementos como la sensación de urbanidad o los reflejos y jugar con el espacio y las dimensiones. Parece como si fuera el mago de la reinvención tras una gran crisis, financiera o bélica.

En mi opinión, alguien capaz de irse a los extremos y aportar tanto en los dos capta mi atención. Creo que sólo con un alto grado de compromisos puedes hacer algo así. Admiro su estilo elegante y descarnado a voluntad. Cuando veo sus imágenes no puedo evitar sentir que el presente es lo que importa.

No quiero dejarte una selección de su obra, creo que siempre es mejor ir a la fuente que a las interpretaciones.  Para empezar a comprender la implicación de su obra en la historia de la fotografía, puedes conocer más sobre el en este video y en su web

ENGLISH VERSION

When we talk about the work of a photographer like William Klein, or an artist if you like, I usually always find the same format. A study of them, well-informed or not, is sometimes thoughtful. They usually include dates and data. Context. These items are very necessary if they are well made. This is something that I neither want nor intend. So this is clearly an opinion piece. I try to show how the work of artists who influence me, not always photographers, and who inspire me is relevant to me. I firmly believe in the transformative power of photography, including commercial photography, and this seems like a fantastic example to me. We photographers inspire with our work and that changes the reality within our reach. I try to increase this reach.

William Klein is one of my top photographers. Looking at my images it would not seem so, because although I never try to copy, if something of him should be glimpsed in my work. But it’s not like that. The contribution that William Klein has made to photography is not only an innovative way of seeing the world, but also knowing how to find a way to show it. I am not referring to something personal, which all the greats have, I am referring to really a perception of the particular reality and how to manage to transmit it with a clear commitment to the message. In a moment of recession he knew how to find a purpose for his concerns and go against what could be expected of a documentary maker, and it turned out well.

In the current situation, where we often talk about the new normal, reinventing ourselves or a new beginning, maybe William Klein could give us some clues. His family lived through the great recession, which forced them to live in a white working-class neighborhood next to a black ghetto. Despite the geographical proximity, life was very different in each of them and racial segregation was still normal. This difference gave William a purpose, to portray a cruel reality. He found a photographic language with which to show identity with moving images and the idea of umbilical perspective. He was able to capture the risk of the street, the hopelessness and the rawness of a society with broken individuals.

After the war he decided to start over in Paris. Here he discovered the opposite pole, beauty and glamor. Thanks to his technical and artistic development influenced by cubism, he develops another very technical language where he incorporates new elements such as the sensation of urbanity or reflections and playing with space and dimensions. He seems as if he is the magician of reinvention after a great crisis, financial or war.

In my opinion, someone capable of going to extremes and contributing so much to both captures my attention. I believe that only with a high degree of commitment can you do something like this. I admire the sleek and gritty style at will of him. When I see the images of him I can’t help but feel that the present is what matters.

I don’t want to leave you a selection of his work, I think it is always better to go to the source than to the interpretations. To begin to understand the implication of his work in the history of photography, you can learn more about him in this video and on his website.